Entre los 18 y los 22 años comencé a presentar dolores abdominales constantes, que me llevaron a visitar distintos ginecólogos y especialistas, cuando veían que estaba bien y no había ninguna razón orgánica para el malestar, creían que simplemente era una niña "muy sensible", inclusive una doctora llegó a creer que había sido violada de pequeña y sospechaba de algún tipo de neurosis o ansiedad.
Comencé a estar más enferma mientras vivía en Egipto, que debo decir no es la situación ideal para enfermarte de algo completamente desconocido, mis viajes de un médico a otro en un país tan distinto y en una realidad tan complicada me dejaron destrozada, estaba cansada de pasar por miles de pruebas y médicos y sobretodo de los diferentes diagnósticos que me hacían pensar más en un juego de loteria que en otra cosa: embarazo ectópico (que se desechó la idea gracias a una ecografía vaginal... gracias doctor) , amibas (con inyecciones de penicilina a domicilio), hepatitis, anemia (mi pobre hermana luchando por conseguir espinacas en Egipto), gastritis, etc, etc, etc. Obviamente miles de exámenes de sangre, orina, etc que siempre tenían el mismo resultado: Está todo bien.
Todos los médicos llegaban a la misma conclusión y tratamiento: Montse eres una niña muy nerviosa, no tienes nada, tienes que ser más tranquila y vivir una vida sin estrés.
Así que a todos aquellos médicos que me trataron y que nunca creyeron que tenía algo: Si, era una niña nerviosa, nerviosa porque estaba muy enferma y nunca nadie creyó en mi.
Algo que he aprendido en este "viaje" es que los médicos tienden a ser condescendientes con los pacientes cuando en realidad no necesitamos un psicólogo o un amigo, necesitamos a un científico que no deje ir nuestro caso hasta encontrar una respuesta.
Yo tuve la suerte de encontrar ese médico, no sin antes tropezarme con 2 o 3 diagnósticos más... (Continuará)
Pasándolo bien, con citopatía y todo ;) |
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¡Ahí duro Montse! Que no ha nacido todavía la mitocondria que pueda contigo.
ResponderBorrar¡Gracias Toni! espero no encontrarla nunca! que vivan las mitocondrias! un besazo
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